02 Dic Poniendo freno a la contaminación marina (por nuestro propio bien)
Si fuéramos realmente conscientes de los efectos y de cómo nos afecta la contaminación marina, quizá algo cambiaría. Y es que uno de los grandes problemas es no somos conscientes del efecto boomerang que la contaminación marina produce…
Plásticos, metales, químicos o combustibles son solo parte de los múltiples residuos que desde las embarcaciones acaban en las profundidades marinas. pero no se quedan allí para siempre impasibles en el medio, sino que además de las devastadoras consecuencias que provocan en la flora y la fauna, gran parte de ellos son ingeridos por pequeños organismos que forman parte de nuestra cadena alimentaria global. Dicho de otra manera, esos residuos más temprano que tarde acaban en nuestro plato. Por todo ello, por nuestro propio bien y por el de los ecosistemas marinos debemos tener especial cuidado al deshacernos de cualquier tipo de desperdicio cuando estamos a bordo.
La basura nunca al mar
Muchas veces, a pesar de que somos conscientes de lo perjudicial de arrojar desperdicios al mar y no lo hacemos directamente, olvidamos que un día de viento o un mar agitado puede hacer que plásticos y todo tipo de basuras que se encuentran en la embarcación acaben en el mar.
Tener estos aspectos en cuenta y tomar medidas (mantener todos restos alimenticios, envases e incluso objetos personales bajo control y no deshacernos de ellos hasta llegar a puerto.
El aceite que utilizamos para cocinar en los barcos es extremadamente dañino para los ecosistemas marinos, por lo que debemos tener especial cuidado y depositarlos en los lugares adecuados una vez en tierra.
Lo mismo ocurre con las aguas del lavabo, deben ser liberadas en los puestos habilitados para ello en los puertos; y los restos generados por el motor (combustible, aceite, químicos, etc.), que también cuentan con sus propios puntos de recogida en los puertos.