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Algunos (falsos) mitos sobre náutica

Algunos (falsos) mitos sobre náutica

vivir en un barco

Muchas son las historias, leyendas y mitos, algunos falsos y otros no tanto, sobre le mar y la náutica.  Mitos que campan a sus anchas desde hace muchos tiempo, años, décadas; quizá más tiempo…

Hoy, nos hemos propuesto desmontar algunos de esos falsos mitos:

Vivir en un barco NO es posible

Para desmontar este mito ni siquiera necesitamos salir de Barcelona. Y es que solo entre el Port Vell, el Port Olímpic y el Fòrum hay más de ciento cincuenta barcos convertidos en hogares, casas flotantes que pertenecen a apasionados del mar.

Vivir en un barco no solo es posible, sino que son muchos los que han decidido hacerlo. Ahora bien, que esté al alcance de cualquier bolsillo, eso ya es otro cantar… Porque no, vivir en un barco no es precisamente barato.

Poner el mismo nombre a dos barcos: NO se puede

Este mito fue una realidad hasta no hace mucho tiempo…

Es muy común ver barcos con el nombre seguido de un número. Se debe a que hasta no hace demasiado tiempo los barcos eran identificados por su nombre, por ello no podía haber dos con el mismo nombre. Sin embargo, ahora cada barco tiene un NIB (Número de Identificación del Buque), que permite identificar las embarcaciones, por lo que ya está permitido y se puede poner el mismo nombre a varios barcos.

El mar se lo lleva todo

Error. O excusa en algunos casos. El mar ni se lleva ni se traga nada.

Esa es una frase muy utilizada. A veces sin ninguna intención negativa, producto de una creencia popular; otras veces como excusa insostenible por los que muestran escaso respeto por el medio ambiente y la naturaleza.

En muchas ocasiones hemos hablado de las consecuencias devastadoras de los restos de basura que acaban en el mar, tanto para el entorno marino, como para nosotros; que a veces tenemos tendencia a olvidar que los peces que comen la basura que tiramos son nuestro nuestro alimento.

Para desmontar ente mito podríamos recurrir a un sinfín de referencias, pero quizá el ejemplo más claro y evidente es que Trash Vortex o la Isla de la Basura, que debe su origen a uno de los cinco grandes giros oceánicos.

 

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